lunes, 16 de diciembre de 2013

El fin del mundo según los mayas



Durante años, los profetas han estado diciendo que el 21 de diciembre de 2012 llegará el apocalipsis, un estudio realizado al calendario Maya, este se basa en un ciclo de 13 intervalos conocidos como “baktunes” con una duración de 144.000 días. Sin embargo, los investigadores responsables del reciente hallazgo, demuestran que ese cálculo es totalmente erróneo.

“Está muy claro que la fecha del 2012, marca un fin de 13 intervalos. El calendario maya va a seguir, y seguirá existiendo en el futuro “, dijo David Stuart, un experto en jeroglíficos mayas de la Universidad de Texas en Austin, EE.UU.

Los arqueólogos han encontrado una impresionante colección de pinturas Mayas con una antigüedad de 1.200 años, estas pinturas han sido halladas en una habitación que parece haber sido un taller de escribas y sacerdotes, con marcas numéricas en la pared que indican que los intervalos de tiempo van mucho más allá del ciclo descrito originariamente y descarta cualquier posibilidad de que el mundo termine en diciembre del 2012


POR SUERTE SE EQUIVOCARON O SE INTERPRETÓ MAL

lunes, 9 de diciembre de 2013

Los calendarios se repiten cada 28 años



Cada 28 años los calendarios son exactamente iguales en todas las fechas.
Es posible por que cada año puede comenzar en uno de los siete días de la semana, por lo que existirían 7 calendarios posibles. Pero no hay que olvidar que algunos años son bisiestos. Por lo tanto la cantidad de calendarios distintos son sólo 14. De ahí no hay más.
Si los años bisiestos se repiten cada 4 años, y los calendarios normales cada 7, el ciclo debe durar 28 años (mínimo común múltiplo).

Legambiente, la más importante asociación ecologista de Italia, con motivo de su 30 aniversario, ha lanzado una campaña que se centra en el reciclaje y el consumo responsable. Y se les ha ocurrido una idea genial: reciclar los calendarios de hace 28 años

http://www.planetacurioso.com/2010/02/18/sabias-que-se-pueden-usar-los-calendarios-de-hace-28-anos/

lunes, 2 de diciembre de 2013

Origen de la tónica


Sir Clements Robert Markham (1830 –1916) fue un navegante, botánico, explorador, escritor, y geógrafo inglés. Había estado en Perú y en los Andes y era un experto en las Indias.

Presentó ante la Comisión de Rentas de las Indias una campaña para obtener plantas y semillas de chinchona para su plantación en las Indias inglesas. La corteza de chinchona, una fuente de la quinina, fue el primer tratamiento conocido para la malaria y otras enfermedades tropicales.

La bebida surgió al añadir quinina al agua carbonatada como medida de profilaxis contra la malaria. Su consumo inicial se limitaba a las colonias inglesas de las zonas tropicales de Asia y África; pero luego se extendió por todo el mundo

Originalmente, la fórmula de la tónica sólo incluía agua carbonatada y quinina, con grandes proporciones de esta última, lo que provocaba un sabor muy amargo. Cuenta entre sus ingredientes el ácido cítrico y azúcar para mitigar un poco el sabor amargo de la quinina. Con el paso del tiempo la cantidad de quinina se ha reducido a cantidades insignificantes desde el punto de vista médico, debido a los efectos secundarios que tienen altas dosis de esta sustancia, por lo que ahora se usa sólo en cantidades equivalentes a cinco milésimas partes de la dosis terapéutica y únicamente por su sabor